¿Alguien quiere besarme? ¿Alguien quiere amarme?
![](https://static.wixstatic.com/media/ca3ebb_722240103ba34f8c862500918f22a728~mv2.jpg/v1/fill/w_754,h_960,al_c,q_85,enc_auto/ca3ebb_722240103ba34f8c862500918f22a728~mv2.jpg)
Imágen tomada de Clarione
Algunas personas creen en el amor a primera vista, yo no lo creía hasta que lo conocí. Los hombres siempre han sido mi kriptonita, pero a mi edad ya había logrado ser inmune a sus encantos. Tiene que ser un hombre extraordinario para que llame mi atención, mi mayor temor era estar destinado a salir con hombres que me aburrieran, y junto a que soy VIH positivo creía que los hombres se iban a escandalizar y no querer contacto conmigo.
La primera vez que nos vimos ambos estábamos comprando suspensorios, noté una figura parada a mi lado, quería ser indiferente y no prestarle atención pero fue imposible. Caí en la tentación y estoy feliz de haberlo hecho.
Su sonrisa infantil me saludó cuando le dije Hola, no me di cuenta que le estaba sonriendo también, nuestros ojos con temor apartaron la mirada. Él era hermoso, más alto y atlético. Sin aliento quise que me abrazara, su cara mostraba una timidez encantadora, esos grandes ojos cafés, su hermoso cabello rizado lograron reforzar la sonrisa que yo no era capaz ya de disimular. Compartimos una conversación corta y algo tonta y nos despedimos. Se fue sin darme su número y mi orgullo me impidió pedirlo, le grité al cielo “¿para qué lo trae a mi vida solo para verlo desaparecer?” Le pido disculpas a dios.
Algunas veces el destino es muy mal casamentero, nos permite cruzarnos en la vida con personas que queremos que se queden en nuestro camino solo para dejarlos por un momento. Quizás la atracción era solo mía y él no sintió lo mismo. Quizás sólo fue un momento de coqueteo mutuo, intenté no prestarle más atención pero fue imposible.
Varios meses después yo seguía pensando en ese momento, pensando en cómo conocerlo me puso una sonrisa en la cara pero una decepción en el corazón. Luego, el destino nos hizo encontrar de nuevo, estaba bailando en el bar donde trabajo como bailarín a gogo y él estaba ahí tomando un trago con un amigo. Nos presentamos de nuevo y con mi mano en su hombro él me presentó a su novio. Volví a maldecir al cielo.
Cuando su novio se fue al baño comenzamos, hubo un momento de alto coqueteo, nos tocamos, nos dimos nuestros números de teléfono, nos agregamos en redes sociales y confesamos nuestra atracción mutua.
Mientras nos conocíamos me hizo sentir el hombre más hermoso del planeta, ambos teníamos algo de locura dentro y eso me hacía sentir más seguro, no me molesta contarle a alguien sobre mi estatus de positivo, pero hacerlo frente a él me daba muchos nervios. No le importó, valoraba mi humanidad sin límites, nadie había logrado hacerme sentir tan bien y tan poco avergonzado. Ambos estábamos dañados y nos entendíamos con facilidad.
Luego las cosas se complicaron, teníamos una química intensa y nuestro sexo era muy intimo. Lo encontraba muy perfecto pero sabía que no íbamos a durar juntos. Cada uno de nosotros tenía problemas personales que nos impedían entregar el amor que el otro merecía. La maldición de la gente dañada como yo es el tiempo, y este no era nuestro tiempo. Nuestros corazones estaban rotos pero nos importaba tanto el otro que logramos tomar algunas decisiones. El amor no murió cuando nos separamos y agradezco haber tomado la decisión adulta.
![](https://static.wixstatic.com/media/ca3ebb_1e39917181104cb6991f07823bd1887f~mv2.jpg/v1/fill/w_754,h_960,al_c,q_85,enc_auto/ca3ebb_1e39917181104cb6991f07823bd1887f~mv2.jpg)
Algunos pensaran la razón que me llevó a compartir esta historia. En el mundo gay las relaciones, de amistad como de amor tienden a volverse desechables, y crean un residuo emocional que se suma a los problemas mentales que muchos hombres gay vivimos. Cuando una buena relación muere es posible no perder esa conexión. Una amistad sana puede sobrevivir, valoren a la persona con la que están y si no sienten amor por ellas no las desechen como basura.
Tampoco deben sentirse avergonzados si salen con una persona que es VIH positiva. Algunas veces dentro de la comunidad somos hipócritas y eso debe cambiar, tiene que cambiar. Siempre le tendré cariño a esa relación porque me enseño el valor que tengo. Sabemos que queremos seguir en la vida del otro y quizás en un futuro cuando las cosas mejoren podamos reconciliarnos. Incluso si no terminamos nuestras vidas como una pareja, estoy muy feliz de que hayamos decido no decir adiós para siempre.
Articulo traducido por Fabian Cardona para Revista Machio. Tomado de Instinct Magazine