Ensayo #1
17 de noviembre de 2017, Bogotá.
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Hasta podrá ser aceptable que una mujer haga algo denominado de hombres, pero ¿qué un hombre haga lo de una mujer? Estas son la clase de preguntas que continuamente rondan por mi cabeza, principalmente porque la sociedad lo acepta y no hace algo para evitarlo, prefiere aniquilar la verdadera esencia de muchos que perder la supuesta naturaleza. Es inaudito que la comunidad permita que la costumbre y el machismo arruine la personalidad de los hombres, en otras palabras: los estereotipos obligan de forma negativa el cambio en la personalidad masculina y también su constitución.
También es cierto que las mujeres están vinculadas a estos problemas y por eso, y otras razones más, se han fundado grupos con el fin defender los derechos de la mujer y en general los derechos igualitarios. Sin embargo, este texto hace la reflexión desde el punto de vista masculino; es decir que, no toma a la mujer como ejemplo sino que se basa en el hombre. De la misma forma, no se busca generalizar a las familias ni a las sociedades, se entiende que cada grupo es diferente, al igual que cada hombre. En primer lugar, los estereotipos rodean al individuo, esto quiere decir que, este se encuentra en un contexto social inundado por ellos. Los estereotipos son creados por la sociedad con el fin de unificar. Para Ashmore y Del Boca son un constructo cognitivo que hace referencia a ciertas características propias de un grupo social (1981). Dicho de otra manera, los estereotipos representan parámetros que deberían ser seguidos para conformar así un grupo social único e igualitario.
En cuanto a la personalidad, Allport (1970) afirma que un individuo que recién nace carece de personalidad, pues no ha tenido relación con sus parientes y, en general, con la sociedad, es por esto que no tiene dominio para desarrollarla. Por consiguiente se tiene claro que las personas no nacen con personalidad, sino que la constituyen a medida que tienen contacto con una sociedad en la que se ven envueltos.
Ahora bien, ya conociendo los conceptos, se puede decir que cuando un menor inicia su vida dentro de la sociedad obligatoriamente tiene relación con los estereotipos que esta impone. Aunque es cierto que es deber de los padres guiar el aprendizaje de sus hijos, cosa que se profundiza en la academia [1], estos no se preocupan por el impacto negativo que puede tener la sociedad sobre él. Se preocupan más por la escuela de futbol a la que meterán a su hijo, muchas veces por fuerza, pues en ningún momento los niños dicen que les gusta, sino que se ven obligados a practicar lo que sus padres quieren, pues también son parte de la sociedad, por lo tanto, comparten los estereotipos de la misma.
De esta forma, el menor crece sin tener en cuenta estos aspectos y continua, muchas veces, en lo que los padres han decidido para él. Algunas de estas veces, no hay problema, pero hay otras en las que los jóvenes llegan a cierta edad en la cual se sienten reprimidos y avergonzados de sus gustos, pues difieren de los comunes. Al crecer, solo algunos logran pasar esta etapa y salen exitosos, controlan las críticas y aprende a vivir con ellas, además de los buenos comentarios y los reconocimientos por el valor que se tiene. Otros, no soportan los malos comentarios y prefieren evitarlos dejando atrás sus sueños.
En ambos casos los estereotipos fuerzan el cambio de personalidad, que vendría a ser más un término de cambio de carácter, pues los primeros deben, en ocasiones, volverse más duros e insensibles, y los segundos, podrían entrar en diferentes etapas de depresión y, solo a veces, odio. Luego del cambio, se constituye la personalidad que así como puede ser fuerte, puede ser frágil.
Por último, el contacto con la sociedad puede llegar a afectar de forma negativa la constitución de la personalidad en los hombres, pues estos se encuentran con obstáculos que fueron llamados estereotipos en el texto, que perjudican el progreso y la formación de la misma. Además, impiden el desarrollo honesto de una personalidad íntegra, personal y profesional, que se pone en práctica en una sociedad y un contexto específico.
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[1] Entiéndase academia como aquel espacio de enseñanza.
Bibliografía Allport, W. (1970) Psicología de la Personalidad. Buenos Aires: Editorial Paidos. Ashmore, R. D. & Del Boca, F. (1981) Cognitive processes in stereotyping and intergroup behaviour. Nueva Jersey: Erlbaum.
Este texto fue compartido por Camilo desde su blog personal attoreeballerino.wordpress.com