Perro Infiel
Estoy rodeado de buenos hombres, trabajadores, honestos, leales, juiciosos en la mejor manera que pueden ser, hombres homosexuales que sueñan con compartir un hogar con otro varón maravilloso, adoptar un perro y salir de vacaciones a la playa cada año, pero están solteros.
Siempre me parece muy curioso que los hombres buenos que conozco no estén ennoviados, mas allá de lo que hayan vivido, la reputación que tengan, miro el ahora, lo que ofrecen en una relación y lo que buscan y nada que lo encuentran. Como queja generalizada dicen que somos perros, o más bien perras, que los hombres gay somos perras y que a todos les queda grande una relación seria.
¿Sera eso cierto? Esa es una duda que siempre ha rondado mi cabeza, desde que salí al mundo rosa he visto como personas empiezan y acaban relaciones en un solo fin de semana, como lloran despechados por los mas perros y como en actos de despecho buscan consuelo en los brazos del primer hombre que a la salida de la discoteca los invite a un hotel. Yo no había estado soltero tanto tiempo como lo he estado en el último año, obviamente estoy contando relaciones en las que al parecer estaba yo solo, pero al fin y al cabo eran relaciones, así no fueran del todo reciprocas, y estarlo me ha permitido analizar ese complejo tema de las citas gay, ya que no había tenido la necesidad de vivirlo en carne propia.
Escucho con frecuencia: “es que no hay con quien”, “todos son unas perras en celo”, “es que en este pueblo todos se han comido con todos”, “aquí todos son sobrados de los demás”. No entiendo que buscan las personas que dicen esas frases ¿será que andan buscando hombres vírgenes que ellos inicien en el sexo gay? ¿Será que buscan hombres que hayan salido recientemente de un coma o que hayan dejado un celibato de varias décadas por disfrutar los placeres de la carne?
Acepto que los hombres somos perros, pero restringirlo a los homosexuales raya en lo prejuicioso, los heterosexuales son iguales a nosotros, tengo amigas que lloran porque sus novios tienen mozas, en el trabajo, en el barrio, en la fiesta. Los hombres somos perros no por ser gay sino por ser hombres, genéticamente estamos diseñados para esparcir nuestra semilla y crear herederos, es un hecho científico estudiado desde que el hombre era un cavernícola, a eso súmele el hecho de que cuando estamos en plena pubertad no recibimos clases de educación sexual apropiada, al que mejor le va, le enseñan a usar un condón y evitar cualquier embarazo no deseado, mientras que a las mujeres las enseñan a ir juntas al baño y sentarse con las piernas cerradas, a nosotros nos celebran ser precoces.
Algunos amigos envidian las relaciones heterosexuales porque duran años, sin percatarse que hay mucho por debajo de la mesa, mujeres que se enseñan a que las mantenga el marido y no lo dejan porque no saben de qué van a vivir, otras piensan en que es la ultima catástrofe separar a sus hijos del papá y se aguantan a tipos mentirosos, infieles y borrachines, otras piensan en su orgullo y no dejan al esposo con moza porque “no se va a dejar ganar de esa perra”. La capacidad de aguante de las mujeres es mayor a la de nosotros, ellas miran una estabilidad y la ilusión de una familia, un hogar perfecto, al fin y al cabo fueron bombardeadas con que su realización es tener un hogar con hijos bien criados y un esposo feliz, los hombres tenemos la libertad de ser más independientes, de aprender a conseguirnos lo propio y no depender de nadie, bueno no en todos los casos.
Es muy interesante ver que los hombres gay que critican así a su entorno, están en la misma situación, somos un cúmulo de soledades buscando compañía, y cuando no la encontramos la solución fácil es echarla la culpa al otro, vernos perfectos en nuestro pedestal y culpar al mundo gay, ese que muchos tildan de promiscuo e inestable ¿Y si nos miramos nosotros mismos? ¿Sera que tenemos prototipos irreales en lo que estamos buscando? A todos nos gustaría casarnos y vivir para siempre con un hombre que sea buenísimo en la cama, con unos 25 cms de herencia africana, cuerpo y cara de modelo de ropa interior y una estabilidad económica inmejorable, pero eso es una utopía, esos tipos solo viven en nuestros sueños y si siempre le sacamos peros a los hombres que se nos acercan nunca vamos a encontrar un alma gemela o al menos una buena compañía, no podemos seguir viviendo en el camino del arcoíris pensando en que siempre hay un tipo mejor, porque lo hay, pero eso no asegura que vayamos a terminar con él viviendo nuestro final feliz.